De acuerdo a la tradición budista, nuestra mente es un mono saltando de árbol en árbol, haciendo ruido y sin parar. Salta a una rama porque le atrajo alguna fruta, parece que no le gustó, así que mira alrededor y nota otra que le llama la atención, se prepara y alocadamente salta.
Se da cuenta que allí no llega bien la luz, así que realiza lo mismo una y otra vez sin encontrar un buen árbol para “estar”.
Los pensamientos
Así, igual al mono nuestra mente está yendo de pensamiento en pensamiento; algunas veces incluso entablamos conversación con ellos. Nos vamos a los recuerdos, pasamos a los anhelos, luego nos encontramos en el mundo de los juicios; y así nos pasamos el tiempo entre el pasado, el futuro y la imaginación.
El trabajo de nuestra mente es generar pensamientos, lo hacemos más de 50.000 veces al día y es completamente normal. Lo que no es natural son los pensamientos descontrolados que terminan por generar estrés y ansiedad.
Calmar la mente de mono
Las técnicas de respiración y la meditación son lo más efectivo para calmar la mente de mono.
Cuando centras tu atención en la respiración por ejemplo, tu mente comienza a generar pensamientos, así como el mono salta de árbol en árbol.
Tienes a la respiración como ancla y objeto de tu meditación y al darte cuenta de que el mono (el pensamiento) está saltando, eliges volver a posar tu atención en cómo estás respirando.
De hecho “darte cuenta” es el momento MINDFULNESS.ahí notarás que tú y tus pensamientos están separados, dando paso a la realización de que TÚ NO ERES TUS PENSAMIENTOS.
El objetivo no es eliminar al mono, ni siquiera evitar por completo que salte de árbol en árbol; la intención con el ejercicio de prestar atención a nuestra respiración es dar espacio entre pensamiento y pensamiento, entre salto y salto.
Una práctica diaria de Mindfulness de mínimo 15 minutos podrá entrenar la mente para generar más y más espacio entre los pensamientos, dándote así la oportunidad de realmente conocer tu diálogo interno y mejorar la relación contigo mismo.